La resiliencia es el proceso de adaptarse bien a la adversidad, a un trauma, tragedia, amenaza, o fuentes de tensión significativas, como problemas familiares o de relaciones personales, problemas serios de salud, situaciones estresantes del trabajo, financieras o emocionales como el duelo . Significa "rebotar" de una experiencia difícil, como si uno fuera una bola o un resorte, un impulso para seguir.
Por ello, Camposanto Parque del Recuerdo, quiere brindar algunos consejos para aprender a ser resiliente.
Establecer relaciones: Es importante establecer buenas relaciones con familiares cercanos, amistades y otras personas importantes en su vida.
Aceptar ayuda y apoyo de personas que lo quieren y escuchan, fortalece la resiliencia. Muchas personas encuentran que estar activo en grupos de la comunidad, organizaciones basadas en la fe nos ayudan a tener esperanza. Ayudar a quienes más nos necesitan también puede ser beneficioso para uno mismo.
Evitar ver las crisis como obstáculos insuperables: No se puede evitar que ocurran eventos que producen mucha tensión, pero sí se puede cambiar la manera cómo interpretar y reaccionar ante ellos. Tratar de mirar más allá del presente y pensar que en el futuro las cosas mejorarán, ayuda a romper esos obstáculos.
Aceptar que el cambio es parte de la vida: Es posible que como resultado de una situación adversa no sea posible alcanzar ciertas metas. Sin embargo, aceptar las circunstancias que no se pueden cambiar ayuda a enfocar las circunstancias que sí se pueden alterar.
Moverse hacia las metas: Desarrollar algunas metas realistas. Hacer algo regularmente permite moverse hacia las metas, aunque pareciera un logro pequeño. En vez de enfocarse en tareas que parecen que no se pueden lograr, se debe enfocar en las cosas que se pueden hacer hoy y que ayudan a caminar en la dirección hacia la cual se quiere ir.
Llevar a cabo acciones decisivas: En situaciones adversas, se debe actuar de la mejor manera que se pueda. Llevar a cabo acciones decisivas es mejor que ignorar los problemas y las tensiones, y desear que desaparezcan. Cultivar una visión positiva de sí mismo: Desarrollar la confianza en su capacidad para resolver problemas y confiar en sus instintos, ayuda a construir la resiliencia.
Mantener las cosas en perspectiva: Aún cuando se enfrenta eventos muy dolorosos, se debe tratar de considerar la situación que causa tensión en un contexto más amplio, y mantener una perspectiva a largo plazo. Evitar agrandar el evento fuera de su proporción.
No perder la esperanza: Una visión optimista permite esperar que ocurran cosas buenas en la vida. Tratar de visualizar lo que se quiere en vez de preocuparse por lo que se teme.
Cuidar de sí mismo: Prestar atención a las necesidades y deseos. Interesarse en actividades que se disfrute y encuentre relajantes. Ejercitarse regularmente. Cuidar de sí mismo ayuda a mantener su mente y cuerpo listos para enfrentar situaciones que requieren resiliencia. Otras formas adicionales de fortalecer la resiliencia le podrían ser de ayuda. Por ejemplo, algunas personas escriben sobre sus pensamientos y sentimientos más profundos relacionados con la experiencia traumática u otros eventos estresantes en sus vidas. La meditación y las prácticas espirituales, como ir a misa o realizar la oración, ayudan a algunas personas a establecer relaciones y restaurar la esperanza.
La clave es identificar actividades que pueden ayudar a construir una estrategia personal para desarrollar la resiliencia y la fe en Dios.
Comments